Henri Cartier-Bresson. |
No he escrito nada, eso no implica que no haya estado frente a los hechos; la situación actual tiene un tal nivel de incertidumbre y crispación, que sería imposible ignorar la realidad, pensar que no nos repercute, y mucho menos, que no estamos directamente implicados en ella.
He observado. También he desconectado de lo harta que me tenía la realidad. En estos días me limito a recibir información, a intentar colocar lo nuevo como adecuado, lo que está por venir como la salida posible. Y sin embargo, sé que no las tengo todas conmigo. Desconfío tremendamente de la realidad. ¿Será esto la necesaria consecuencia de no ser capaz de mezclarme con los demás, de llevar a cabo la defensa de un grupo o determinada opción y sentirme totalmente identificada con él? Siempre ha sido así. Soy persona (nunca individuo) antes que grupo. Y cuando una opción me ha parecido adecuada, inmediatamente, comienzo a desconfiar. No soporto la pérdida de la honestidad, la necesidad de imponer tu criterio por encima del de los demás, la necesidad de legislar o dejar de hacerlo para corromper la libertad de los demás. Y los grupos, sinceramente, tienden a esto; a imponerse, a ser sectarios, a olvidar el yo en pos de un nos que no respeta a la persona.
Personalmente creo que el aborto es una aberración, pero también sé que mi opción no ha de limitar la de los demás, seres libres como yo. Creo que la ley del aborto no implica que la gente quiera abortar, al igual que que la ley del divorcio no implica que las personas se quieran divorciar. Sólo son una herramienta. Creo que la piedra de toque está en la educación, la sólida educación y la edificación de una verdadera sociedad del bienestar, en la información veraz sobre lo que es la verdad de un aborto. Sólo ellas serán opciones eficacies para que esa ley del aborto sea realmente inusual. Acercarse a la verdad de las cosas es el primer principio. Para conseguir que la ley del aborto sea innecesaria, una ley inútil. hemos de empezar a trabajar de otro modo; sobre la realidad tal cual de presenta, sobre el exacto porqué de una mujer que ve como salida a su vida la práctica de un aborto. La realidad del aborto es todo menos sencilla. Esta es mi perspectiva, una convocatoria de este tipo me parece cuanto menos, simplista. No puede ser que la abolición de una ley dependa de la buena intención de 30 personas. La libertad de las personas, tomar la decisión acertada o equivocarse depende de elementos más complejos. La libertad y su ejerecicio no pueden ser anuladas por una sociedad paternalista y dirigida... es entonces cuando la libertad dejaría de ser lo que es: pura responsabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario