La comunidad internacional se encuentra ante un momento tenso, ante una situación de posible cambio, quizá una transformación comparable al cambio ocurrido en 1989; el fin de la guerra fría. En 1989, dejaba de existir esa barrera física e internacional entre el Este y el Oeste.
Hace años, oí decir a un profesor, que el verdadero reto del siglo XXI sería la confrontación entre el mundo de Oriente y Occidente; que las consecuencias del colonialismo y protectorado que había existido en Oriente Medio y en el norte de África eran una asignatura pendiente de la comunidad internacional, y que algún día saldría a la palestra. El presente de esa asignatura es ahora.
Francia y Gran Bretaña a día de hoy consideran posible la intervención en Libia si la ONU y la Liga Árabe lo permiten. Las implicaciones y las consecuencias que ello supone han de ser tenidas en cuenta porque una intervención militar siempre tiene un coste humano considerable.
Siempre han de ser tenidos en cuenta los efectos que siguen a un cambio de fichas; el efecto dominó que supondrá mover la primera ficha que hoy es Libia. Una intervención militar siempre tendrá consecuencias en las relaciones internacionales. No podemos negar lo evidente; cual efecto dominó, el cambio de una ficha, la intervención de determinadas coordenadas políticas van a influir en las distintas relaciones que los países tienen y tendrán.
El efecto dominó es una realidad que planea sobre la comunidad internacional, del que a priori sólo se sabe la causa que mueve la primera ficha. Luego ya no se sabe cuántas irán detrás, ni el efecto que tendrá sobre ellas. La comunidad internacional está ante un reto de considerables consecuencias. Una vez más salta a la palestra la legitimidad de una intervención; en qué condiciones la ingerencia de los países considerados democráticos y líderes mundiales sobre los países no demócratas es una acción legítima. ¿En qué condiciones se ha de encontrar un país para que pueda ser legítimamente intervenido por la comunidad internacional?, ¿y cuando se deciden las condiciones, se interviene en todos los conflictos en los que el sufrimiento humano por el recorte de derechos es una realidad?, ¿o sólo se realiza dicha intervención en aquellos países en que si no se interviene se pueden ver recortados nuestros cómodos derechos y necesidades occidentales? Yo no niego que la intervención sea necesaria, los derechos humanos están siendo claramente aplastados, pero no soy especialista en relaciones internacionales. Sólo pienso en por qué unos países son intervenidos, y otros, con igual o superior cota de deshumanización, caen en el olvido de la comunidad internacional, en el olvido de las organizaciones mundiales que han sido creadas expresamente para la tutela de los derechos humanos en el mundo.
La unión europea no tiene una posición clara; las posturas entre Francia y Gran Bretaña frente a Alemania e Italia están desencontradas. España parece que comienza a tomar posiciones claras, está a favor de la intervención, así lo declaraba la Ministra Carma Chacón hace un par de días. Alemania e Italia se muestran reticentes; tienen un evidente respeto a las consecuencias de una intervención. Especialmente Italia, que teme una avalancha de refugiados. Francia, después de la gestión de la anterior Ministra de Exteriores, considerada pasiva y promovida por intereses personales y no políticos, como contrapeso a esa situación, quiere liderar la iniciativa, y junto a Gran Bretaña está a favor de la intervención. Países como China o Rusia, no declaran una posición clara ante los hechos ni ante sus consecuencias. La relaciones internacionales están ante un buen reto.
Francia presenta un plan global que aúne diferentes iniciativas; la salida de Gadafi, enviar una señal política clara al Consejo Nacional Libio _bien con el reconocimiento absoluto o sólo como interlocutor válido pero sin legitimidad para representar al pueblo libio (este es uno de los puntos de discusión)_, observar y estudiar las opciones militares, tener en cuenta el estudio de soluciones humanitarias, la activación completa del embargo sobre armas, y un apoyo reforzado para la posible llegada de refugiados a Europa.
Si hay o no un apoyo de la Liga Árabe, eso es aún una incógnita, aunque lo que si queda claro es que no apoyarán una intervención militar. Además, a la intervención militar se le exige la existencia de un valor añadido; la condición de que sea necesaria. Se necesita que se dé la realidad de un mandato jurídico claro, es decir, el apoyo de la ONU. Y un fuerte apoyo regional: el norte de África no puede ser intervenido así como así, la ONU necesitará del apoyo político de la Liga Arabe, de la Unión Africana, los Países del Golfo. Mover ficha no será tan fácil, y si se mueve, se habrá de tener en cuenta que como mínimo, las consecuencias nos van a sorprender.
Yo me pregunto, ¿cuándo y por qué se hace necesaria la intervención en los asuntos de otro país?, ¿por qué hoy la intervención sobre Gadafi y no ayer o mañana? La ingerencia internacional sobre un país concreto, ¿es una decisión que afecta a otros países de la comunidad internacional en los que los derechos humanos son aplastados o sólo sobre aquellos que tienen un claro interés "petrolífero" en las economías occidentales? (...)
Yo me pregunto, ¿cuándo y por qué se hace necesaria la intervención en los asuntos de otro país?, ¿por qué hoy la intervención sobre Gadafi y no ayer o mañana? La ingerencia internacional sobre un país concreto, ¿es una decisión que afecta a otros países de la comunidad internacional en los que los derechos humanos son aplastados o sólo sobre aquellos que tienen un claro interés "petrolífero" en las economías occidentales? (...)
La comunidad internacional está ante una coyuntura difícil. En las relaciones internacionales siempre empieza el movimiento con una ficha, a partir de ahí, se pondrán en juego el resto de fichas. El efecto dominó, es una posible consecuencia; unas fichas caerán, otras quizá no, pero ya no tendrán la misma perespectiva. Cuando un país cambia, cambia el mundo; cuando un país cae, los demás tienen ante sí otra perspectiva, también otra capacidad de querer y poder actuar. Cuando una ficha se mueve, todo el entramado y estructura de relaciones internacionales está en juego, y nunca se sabe bien, ni se puede calcular, las consecuencias exactas. Occidente y Oriente empiezan a mover ficha y el mundo entero permanece a la expectativa.
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