KIRSTINE ROEPSTORFF. Moment man. 2007 |
No tengo ganas de escribir, de describir las historias que oigo, los hechos que conforman la realidad, de tragarme la indignación que me produce la puesta en escena de nuestros políticos, la mezquindaz, la impostura. Es como si hubiera perdido la capacidad de sintetizar, de buscar respuestas, de volver a preguntar. Y bien sé que no es así, que es simplemente una huída. La incoherencia de quien queriendo narrar el mundo, lo deja a su abandono. Palabra deshonesta, perezosa y cobarde. No quiero repasar el horror que las noticias de julio ha sido. Me escondo en la no-realidad y deambulo por mundos más amables, cercanos a mis sentidos y lejanos de este ruido del mundo que tanto me incomoda. Descanso en la música, en las lecturas y en cualquier escenario que contenga el ritmo del verano. La escasez del tiempo para lo real es un hecho, y aunque la realidad me sigue afectando, me escondo en mi silencio, en ese escenario predilecto que es en sí. Como lo es también esta cobardía, el no tener que hablar de lo que me mueve, de la indignación que algunas palabras me producen. Mi mente hoy sólo reconoce que es tiempo de verano, y que después de todo, siempre se necesita descansar.
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