EL MERCADEO DE LA POBREZA.

Moda (y ofensa) de lujo para la miseria de Haití.




Insultante. Inhumano. Atroz. Indignante. Humillante. Terrible. Intolerable. Cruel. Hemos perdido absolutamente el norte, la coherencia y la dignidad. Si yo pudiera prohibir algo, prohibiría esto, me saltaría con absoluta tranquilidad la necesaria libertad de expresión, porque si esta campaña expresa algo, es simplemente asco. Donna Karan es portadora del insulto a la dignidad humana con su campaña publicitaria. Esta es mi reflexión. No me cabe el asombro en el cuerpo. Es inadmisible que las desgracia humana pueda ser utilizada como fondo de una campaña publicitaria que está en las antípodas de la mirada que esos rostros en segundo plano reflejan. Ellos deberían ser el primer plano. Esta campaña carece de solidaridad y tiene como fin el mercadeo de la pobreza, la utilización de su realidad con fines lucrativos. Usted como empresaria, como promotora e impulsora de esta campaña, Sra Karan, me parece un auténtico desatino. Sólo su declaración de imbécil me haría más llevadera semejante atrocidad. Y así todo, mi asombro no disminuiría. Alucinante. Usted es el paradigma de la falsa conciencia que, por desgracia, no es infrecuente. ¡Qué mundo por Dios! No puedo salir de mi absoluto e indignado cabreo.

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