EL SAPO ES UN PRÍNCIPE. Y VICEVERSA. _o una tarde rescatada por los cuentos_.

Editorial Funambulista.





«Érase una vez una adolescente de un país nórdico de cuyo nombre no hace ninguna falta que nos acordemos. Tampoco merece la pena averiguar cómo se llamaba su ciudad, y ni siquiera sería necesario saber cómo se llamaba la adolescente: era eso, una adolescente, es decir, no era tan feliz y optimista como fingía ser cuando estaba con un grupo de amigos, ni era tan desgraciada como habría parecido cuando se la veía con su familia….»


De sapos, ladrones, cocodrilos, veredas, desiertos y lámparas no tan maravillosas. Cuentos para pasar una tarde que se preveía complicada, que está siendo complicada. De la mano de la lectura, no falta pues la sonrisa, la inteligencia, la ironía y la capacidad de superar _y superarse_. Afortunadamente. Cuántas veces un rato de lectura nos salva de nuestras pequeñas catástrofes, caídas rutinarias, declives emocionales, que aunque no son grandes derrotas, dejan un regusto agrio al día. Esta tarde al azar, sin pensar muy bien por qué ese libro y no otro de los varios pendientes, me leí los cuentos de José Ovejero. 

Ironía, inteligencia y revés de la vida en estado puro. Siempre existe el otro lado, ese que no acostumbramos a visitar, permanece en estado latente. Racionales y sensatos, nuestra vida camina muy a menudo por veredas razonables. Y la razón pocas veces es consuelo. ¿Por qué nos arriesgamos tan pocas veces aleer la vida del revés? ¿Sería en verdad una locura? Quizá, quizá en ese reverso, en lo que está por imaginar, esté aquello que no encontramos; la respuesta. Ese porqué escurridizo y escamoso de las cosas de cada día. La tergiversación y la imaginación como salida, no estaría nada mal. Nada. Pero no nos atrevemos, eso es lo habitual.

¿Y si le pusieramos un poco de traspiés a los minutos del día?, ¿y si osáramos a vivir del otro lado? Quizá la vida no se hubiera complicado tanto... quizá esta tarde hubiera sido menos tarde, con un sabor más dulce y sin rastro de acrituz. ¡Quién sabe!

Sea como sea pasear por todas estas historias ha sido encender una pequeña chispa; la vivacidad que tiene siempre la perspecacia de las pequeñas cosas cuando son miradas desde el reverso. Atreverse a vivir el reverso de las cosas. Complicamos demasiado la vida con nuestra sensatez. A ratos, necesitamos el respirar torcido de la imaginación, encontrar la transformación de lo que intuye en alguno de sus cuentos. Luego, sólo es dejarse llevar...

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