PORTUGAL



Ana Blanco comentaba en twitter que la parrilla informativa de hoy es de tal interés, que es difícil decidir con qué información iniciar el telediario. No le quito razón. Mientras escuchaba la radio y trataba de leer vía internet más sobre lo escuchado, era consciente de que hoy  iba a ser difícil centrarse. Profundizar mínimamente en todo era imposible. El tiempo siempre es demasiado escaso. Tenía que seleccionar e ir hacia aquello que me interesase más, y conociéndome como me conozco, centrarme en una sola noticia iba a ser una dificultad. Sooy, supongo, una metomentodo, aunque ayer por la ncohe la dimisión de José Sócrates, primer ministro de Portugal, a mí ya me dejaba bastante claro que mi interés hoy, salvo que surgiera un nuevo desastre, estaría sobradamente en mi país vecino.


Me parece de sentido común pensar que lo que le acontezca a mi vecino, me puede arrastrar a mí porque juntos habitamos y gestionamos el mismo espacio. Respetado un nivel de movilidad independiente, ante el que no hay consecuencias colectivas, todo lo que remueva los cimientos de su casa va a repercutir en la seguridad de la mía. Por ello, supongo que es evidente que la situación de la economía portuguesa  y su desajuste va a influir en el sistema financiero europeo, y evidentemente, sobre la economía de nuestro país. La deuda portuguesa en manos de la banca española es una muestra de ello, y es que las deudas soberanas son hoy el centro de todos los platos.

Portugal parece colocarse económicamente en la situación de Irlanda y Grecia. Podría ser un subsidiario de rescate económico si así lo solicita. Europa es consciente de esto, lo cierto es que así lo oferta. Portugal, incapaz de solventar sus problemas económicos, y metida ya en lo que parece una clara crisis política, influirá en el sistema finaciero europeo; en el  futuro del euro y sobre el pacto de competitividad que los líderes comunitarios tienen como punto de estudio en su agenda. Los datos están en las tablas. Y Portugal puede hacer que las líneas de lo programado se tengan que reorganizar.

La dimisión de José Sócrates anoche me pilló por sorpresa, estaba delante de otros asuntos. Su dimisión se produce después del rechazo del Parlamento a su programa de estabilidad y crecimiento, el cual ya tenía el visto bueno de la Comunidad Europea. Lo que no entiendo es como nuestra Ministra Económica puede decir que la de Portugal es simplemente una crisis política, cuando esta tiene detrás todo el meollo económico de la crisis económica en la que nos encontramos, la deuda soberana y todo un conjunto de medidas austeras que el parlamento luso no tuvo a bien admitir. De hecho, el Ministro de Finanzas portugués, Fernando Teixeira dos Santos, en días previos había dicho que la crisis política que podría provocar  el plan de ajuste del Gobierno, podría llevar a Portugal a tener serias dificultades de financiación y a tener que pedir el rescate de la UE y del Fondo Monetario Internacional (FMI). Hoy la crisis política en Portugal es un hecho que deriva del desencuentro de sus líderes políticos a la hora de establecer soluciones y proyectos a una crisis económica que es más que evidente. Interpretar como un simple lapsus político toda una crisis económica de tan considerable embergadura es probablemente muy simple. Y lo que al igual que usted queremos, Sra Ministra, es que España no sea Portugal. Y que como usted dice, lo que hay que hacer es fortalecer la economía y llegar a compromisos lo más fuerte posibles. Y añadiría también, que esos compromisos además de sólidos, fueran realistas.

Aunque también es probable que lo único que se pueda deducir de mi entrada, además de la preocupación que por Portugal siento, sea la soberana ignorancia en finanzas que tengo, y la incomprensión que siento ante los conceptos macroeconomía y microeconomía. Lo único que sé es que en tiempos de crisis, la austeridad suele ser buena barca a la que subirse, y que todos deberíamos poner las barbas a remojar cuando vemos las del vecino quemar.

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