Hoy ha sido un día movidito. Y lo ha sido en todos los sentidos; mucho trabajo en casa y fuera de casa. Eso sí, pegadita a la radio. No he dejado de tener la oreja en ella en los diferentes boletines horarios. La causa de tal desvelo ya la imagináis: La Ley Sinde. Aunque no es la única de las cuitas que me preocupa en estos días; que las jubilaciones tienen su enjundia y su correspondiente subida de tensión. Quienes vivimos pendientes de la noticia, lo hacemos peligrosamente en estos días. Que el colapso circulatorio puede ser mortal es una intuición. Y es que hoy la actividad parlamentaria ha sido intensa; Ley Sinde, Jubilaciones, Ley Integral contra la Violencia de Género, y las últimas normativas sobre el consumo de tabaco en lugares públicos.
En el último boletín informativo de Radio5 se habla del final de la jornada intensa y negociadora que ha supuesto intentar llevar adelante la aprobación de la Ley de Economía Sostenible, exactamente su disposición final primera. Con ella se establece una modificación a la Ley 34/2002 de Servicios de la Sociedad de Información. Además de los motivos por los que se puede cerrar una página ya expuestos en dicha ley 34/2002, con La ley Sinde, se añade como nuevo motivo, la salvaguarda de los derechos de propiedad intelectual con la intención de prevenir un daño patrimonial por un beneficio económico no lícito. Esto supone dar al ministerio de Cultura la capacidad de cerrar cualquier página de internet que se considere en esta circunstancia (la apropiación indebida de la propiedad intelectual) sin la necesidad de presentar una orden judicial. Para ello se ha creado una Comisión que será la que podra ejecutar dicho cierre. Por lo visto las negociaciones han sido intensas, y sin posibilidad de mucho acuerdo. Los socialistas han intentado negociar hasta el final para conseguir apoyo, pero CiU no ha llegado a ningún acuerdo con el PSOE. Hay más de mil enmiendas a esta Ley, casi nada. Al término de mi entrada, ya hay una resolución firme: la ley no ha tenido un apoyo firme. El PSOE no ha tenido el suficiente anclaje en sus exposiciones y este apartado de la Ley de Economía Sostenible se tendrá que volver a negociar.
La polémica está sobre la mesa; ¿se coarta o no la libertad de expresión? ¿Será posible una aldea global con una cultura libre e ilimitada, y/o estaremos ante el inicio de una posible manipulación informativa? Yo, que siempre estoy un poco mosca, pienso que intentar ponerle puertas al espacio es un desatino. Y que el doble filo de la noticia está ahí. La controversia ha estado servida desde que en diciembre de 2009 salió el anteproyecto por el que se establece que una comisión adminitrativa tiene la suficiente potestad para cerrar un web sin la necesidad de una orden judicial. Y lo que a mi buen entender yo comprendo con esto es que la opinión de un juez no es necesaria para preservar y defender los derechos de la propiedad intelectual. Y esto, esto es lo que me parece una burla. Si una comisión administrativa es la que decide si una web está atropellando la propiedad intelectual ajena, me gustaría saber qué garantías tengo para confiar en que lo está haciendo, lo hace correctamente y en base a qué normas u ordenamiento lo explica. La sensación que planea sobre la ley es la de que no tiene garantías suficientes y que es además evidente que vulnera el principio de la separación de poderes. En este ámbito, si la ley hubiera salido aprobada, en el escenario de la protección de los derechos intelectuales no serán los jueces quienes determinen si tal derecho está siendo acotado, limitado o vulnerado. Esta ley anula la necesidad de intervención de la justicia sobre un derecho fundamental; el de la libre discursión de ideas.
La ley pretende atacar a las páginas web que ponen a nuestra disposicón contenidos que no han sido cedidos explícitamente por su autor. En principio podría no entenderse la virulencia de la protesta de los internautas, ya que pudiéramos entender que la nueva ley es una simple defensa de los derechos de un autor sobre su obra. Aún así, la respuesta no se hizo esperar. Una protesta descomunal se materializa en un manifiesto que los internatuas conocemos muy bien. Las cosas no son siempre como nos las cuentan, desgraciadamente. Y la vida no es como ciertamente nos quieren hacer ver. He ahí la piedra de toque.
Los partidarios de la ley hablan de lo necesaria que es. Se habla de la protección de un sector que supone el 5% del PIB de un país. Se habla de proteger los derechos de los creadores sobre su obra, de intentar eliminar las descargas ilícitas de obras porque esas descargas han supuesto la ruina del sector del entretenimiento y cultural, (del entertaiment, dicen) sector que es una fuente de divisas considerable. Y no sé por qué, a mí esto no me huele bien, y lo digo porque este sector, montado en el dólar, lo que pretende es salvaguardar unos intereses que tengo la sensación que pertenecen a muy pocos. Mucho dinero, millonadas, en pocas manos. Y si en mi discuro bajo a un nivel más mundano, más del día a día, ese mundo que en realidad soy, seguro que entendéis mejor mi protesta y mi negativa a la ley Sinde, que bajo mi juicio es lla posibilidad de que, coartando la libre circulación de ideas, y poníendo una canon ya predeterminado, lo que busca es apropiarse de unos ingresos económicos que quizá no fueran posibles de otro modo.
Yo con mi trabajo, que tiene también un cariz intelectual y creativo, gano un sueldo normal, que me permite una vida más o menos normal, ( y con esto ya me considero muy afortunada) y no pretendo ni mucho menos, que por cada acción realizada y protocolo generado, se me esté pagando a perpetuidad unos derechos desorbitados. Yo estoy a favor de la protección que debe tener el autor de su obra y sobre los beneficios económicos que esta genere, que él es quien tiene derecho a que se le den unas garantías sobre esos derechos de comercialización. Faltaría más. Y precisamente por eso. porque es una razón de justicia, se necesitan unas garantías concretas que van más allá del puro trámite administrativo. De lo contrario, podríamos caer muy fácilmente en la manipulación, y llamar usurpación de un derecho a lo que ni de lejos lo es.
Y quiero llegar aún más abajo, al mundanal ruido, exactamente. Pienso que si realmente no pretendieran hacer cuatro discos con veinte canciones y generar unos ingresos desorbitados que les permita vivir a lo grande toda la vida, esos autores que tanto se desvelan por sus derechos económicos, no se verían tan afectados, Que si el producto de su obra, ess que comercializan, estuviera en unos márgenes menos abusivos, probablemente la gente compraría más a menudo ese producto. Porque lo que no se puede permitir es que un soporte CD o DVD que cuesta cuatro céntimos se venda por mulitplísimos euros. Eso es lo que no puede ser. Si decidieran a acotar el producto hacia unos beneficios más equilibrados, hacia una cercanía entre coste y precio del producto, probablemente la dañina piratería dejaría de ser tan dañina. Pero no nos arriesgamos, preferimos sacar una rentabilidad perpetua a nuestro producto de un año.
Que hay que tener cara y más cara. Vivir de las rentas, y vivir de qué manera. Son unos getas hombre, con una cara impresionante. Y por cierto, ya si nos ponemos criticones, me explayo. Pienso que los que han dado la cara por esa repetitiva y saciadora protección de la propiedad intelectual son precisamente ese tipo de autores por los que yo pagaría, precisamente, para que estuvieran en metabolismo creativo cero. Metabolismo basal intelectual a cero producción, que en sí mismo sería una razón de justicia cultural. Y pienso que tan penosa es su obra, que ¿cómo no van a querer cobrar por todo, ser subsidiarios de una subvención estatal, si vender, vender... venden realmente poco? Porque para mí tengo que los que han dado la cara por los derechos sobre la propiedad intelectual, vender, vender, no venden nada. Que ni regaladas tú. Y que de este modo, y con el río revuelto, así se garantizan unos ingresos que por sí mismos, no serían capaces de generar nunca en el libre mercado. Es patético, pero es cierto.
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